Crucíferas

Las crucíferas, vegetales pertenecientes a la familia Brassicaceae, comprende una amplia familia, pero en esta ocasión vamos a destacar 8 que son brócoli, bróquil, romanesco, kale, coles de Bruselas, col verde, col lombarda y coliflor.

Las crucíferas, verduras de invierno procedente de la época romana, quienes las utilizaban principalmente para elaborar sus remedios terapéuticos y medicamentos.  Muy adoradas por muchos de nosotros, pero a su vez también poco queridas por otras personas, debido principalmente a su fuerte olor al ser cocinadas.

Este olor se debe principalmente a los compuestos azufrados que contienen las crucíferas, que al ser cocinadas, estos compuestos comienzan a transformarse en sustancias activas para poder ser absorbidas por el organismo y aportarnos sus principios terapéuticos, destacando en este caso la capacidad antioxidante, antiinflamatoria, antibactericida, antivírica y fortalece el sistema inmunológico, por lo tanto podemos observar que las crucíferas son un gran alimento-medicamento para tomar de forma habitual, al menos 3-4 veces a la semana.

Esta transformación de sus compuestos azufrados, no solo se da en el proceso de cocinado, sino también en el proceso de la masticación y digestión, por lo tanto, también podemos ingerir estos alimentos crudos y obtener sus beneficios para nuestro bienestar. Para ello es imprescindible una correcta y extensa masticación, así como tener una buena fuerza digestiva para poder hacer este proceso alquímico en nuestro interior.

Las crucíferas además son muy ricas en nutrientes, destacando entre ellos:

  • Vitamina B9, C, K, betacaroteno, luteína y zeaxantina. Para un buen funcionamiento del sistema inmunológico y salud ocular.
  • Muchos minerales entre los que destacamos el calcio, magnesio, potasio, fósforo. Un plato de crucíferas aporta más calcio que un vaso de leche, además de ser biodisponible y absorberse en su totalidad. Imprescindible para evitar osteoporosis entre muchas otras alteraciones. También imprescindible en etapas en que se requiere más cantidad de calcio, como en embarazo y lactancia.
  • También nos ofrecen una buena cantidad de fibra. Imprescindible para mantener nuestra función digestiva.

Para obtener todos estos beneficios, cabe destacar que estos alimentos deben de conservar su frescura (evitando los que no estén tersos/frescos), su color (evitando los amarillentos), deben de ser ecológicos (de lo contrario, no obtendremos estos beneficios), y cocinarse correctamente al vapor u horno (se destruyen casi en su totalidad los principios terapéuticos si se cocinan o calientan en microondas, cocción con abundante agua, fritos o salteados largos. También es muy buena opción consumirlas crudas y en forma de chukrut (venta en dietéticas y tiendas de alimentación saludable).

Seguro que ahora comienzas a ver las crucíferas con otros ojos, con más amor, y te decides a incluirlas en tu alimentación habitual.

¡Ojo! Cabe destacar que las personas con problemas de tiroides o carencia de yodo deben de tener precaución al consumir las crucíferas, ya que contienen compuestos bocígenos que interfieren en la absorción del yodo, mineral imprescindible para el funcionamiento de la glándula tiroides.

En estos casos nunca consumirlas crudas, siempre cocinadas, en poca cantidad y siempre acompañadas de alimentos ricos en yodo, como algas, mejillones o bacalao.

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Que la disfrutes

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