Sumergidos en pleno otoño, aunque la climatología no acompañe, pero no obstante debemos de adaptar nuestra alimentación y estilo de vida a la energía presente, más que al clima existente. Nuestra alimentación y cuidados de otoño requiere mucha consciencia pues es la que marca en cierta forma nuestro estado durante todo el año.
Nuestro cuerpo necesita una alimentación nutritiva y que aporte calor al organismo, con energía concentrada, pocos líquidos, forma de cocinado propia de la época y también la eliminación de muchos alimentos habituales del verano y estación intermedia, que, aun siendo saludables en otras épocas del año, pueden no serlo en otoño e incluso perjudicar. Desgraciadamente disponemos de alimentos de todas las estaciones los 365 días del año, llevando así a la confusión a las personas que no están conectadas a la naturaleza, consumiendo dichos alimentos no propios de la estación presente y perjudicando su cuerpo.
En otoño debemos de dedicar tiempo a las ingestas nutritivas, tranquilidad, interiorización, silencio, orden, conciencia…
De lo contrario puede estar presente en la persona, el desánimo, tristeza, melancolía, insomnio, cansancio, mente embotada o no ágil, desinterés, falta de fuerza de voluntad, hinchazón y varios problemas respiratorios e inmunológicos propios de la época. Cabe recordar la importancia de llevar la alimentación estacional personalizada, con seguimiento profesional, debido a que todos y cada uno de nosotros tenemos nuestras propias necesidades, y huir de las “dietas tipo o de cajón” porque no son lo que necesitamos y siempre aportan problemas a medio-largo plazo.
“Dejémonos llevar por la Sabiduría de la Naturaleza, así viviremos sanos y felices”
Ángel Pavón