La vida de cada persona tiene sus etapas, pero depende en gran medida del estado de salud de cada uno, fruto de su estilo de vida. Por ello podemos observar personas que pueden tener 50 años cronológicos, pero biológicamente solo 40-45 años, así como personas con 40-45 años cronológicos, pero 50 años biológicos o más.

Pese a ello, es cierto que, en cada una de estas etapas, hay cambios corporales y orgánicos, fruto de la suma de los cuidados diarios y pequeños cambios diarios imperceptibles a veces y que, sumados, dan como resultado un gran cambio que observamos en un amplio espectro anualmente y más aún tras la valoración de cada década.

Si conocemos nuestro cuerpo, síntomas y herencia genética, sabremos qué necesitamos para cuidarnos favorablemente y seguir disfrutando de la vida con vitalidad, felicidad, ilusión y salud.

Nuestro cuerpo no cambia de un día para otro, ni a favor, ni en contra, sino que son la suma de las acciones diarias las que producen el cambio.

Por lo tanto, el estado de salud actual de cada persona es el resultado de sus cuidados en años anteriores, aquí hay que valorar especialmente los últimos 7-8 años.

Cada etapa de la vida requiere unos cuidados, pero a partir de los 45-50 años aún hay que perfilar más, pues además del estilo de vida más o menos saludable que podamos llevar, se suman las transformaciones biológicas, funcionales y metabólicas que suceden.

Para ello, hay que adaptar muy bien el estilo de vida, destacando, ante todo, cuatro aspectos fundamentales:

• Alimentación, libre de tóxicos y calorías vacías. A la vez que rica en nutrientes, sobre todo proteínas, vitaminas y antioxidantes.
• Salud digestiva: imprescindible la buena salud digestiva, que de lo contrario, por muy bien que queramos comer, suplementos nutricionales que tomemos y demás elementos, no se absorberán.
• Actividad física: mantener una vida activa, pero adaptada al estado de cada persona, haciendo especial énfasis en conservar la masa muscular y flexibilidad, así como en potenciar la funcionalidad corporal.
• Descaso: reducir el estrés, actividades y aumentar los tiempos de descanso para una correcta recuperación del organismo.

Hay varios elementos más imprescindibles, pero es necesario personalizarlos, por lo que no se describen aquí, solo se explican tras el estudio de cada caso individual.